Ahora que ya estamos algo más situados, podemos enseñaros algunas de las imágenes de nuestro viaje y nuestra llegada.
Lo primero, agradecer a la familia Mediavilla lo bien que nos trataron con la compra-venta del coche. ¡Nos fueron a despedir al aeropuerto para recoger su coche! Lo que empezó como un negocio, terminó como una buena relación de amistad. Cuando volvamos será una visita obligada (a no ser que el coche haya decidido portarse mal...) También vino a despedirnos Belén. Una relación corta pero suficientemente intensa.
Despedirnos de la familia no fue fácil, y no tenemos imágenes de los momentos finales, pero sí del caos que parecían nuestras maletas (5), las sillas de coche de las niñas (3) y los equipajes de mano (5). Eramos 11 personas y 13 bultos haciendo cola para facturar en un avión que iba cargado de turistas para Tailandia .Una vez pasada la frontera y mientras esperábamos a embarcar, le hicimos una foto al avión que nos llevó hasta Bangkok. Y las niñas quisieron una foto con una de las azafatas:El viaje, a pesar de ser el más corto y de intentar planificarlo ("sería bueno empezar con el horario de Sydney"), fue igualmente agotador, durmiendo a deshoras, comiendo cualquier cosa, y fracasando en el intento de adaptarnos en el vuelo. En Bangkok tuvimos que correr (cuando fuimos a Boston, también nos tocó correr por los pasillos de Heathrow en Londres). La terminal donde llegamos estaba muy separada de la terminal de despegue, pero cuando creíamos que ya habíamos llegado, nos encontramos con una cola inmensa esperando pasar el control de entrada a la terminal.
Cuando aterrizamos en Sydney, Chris y Morna tenían unos estupendos globos de bienvenida que hicieron más fáciles los primeros momentos de Victoria, Patricia y Sara.
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