En todos los sitios hay burocracia, pero en sanidad, en Australia, es algo más complicada. El sistema es doble, público y privado, pero el sistema público (Medicare) funciona como una aseguradora más. Eso permite que los médicos tengan su propia consulta y atiendan tanto pacientes privados como públicos. También permite que los pacientes vayan al médico que quieran ("libre elección de especialista"). Por último (y esto es un arma de doble filo) permite que los médicos cobren más por la consulta de lo que paga el estado. Esta es un decisión del médico y genera una "economía de mercado". Hay médicos que sólo hacen "bulk billing" o sea, sólo cobran lo que el estado paga y otros cobran un surplus desde un 5-10% hasta un 300% (al menos por los precios que hemos oido).
Así que hay que darse de alta con un "provider number" que está ligado a un sitio en concreto. Si se pasa consulta en más de un sitio, hay que tener más de un número. Con ese número se rellenan los papeles para que el estado pague el gasto de la consulta, se derivan pacientes a otras consultas, se solicitan analíticas,... Por otra parte, para recetar, hace falta un "prescriber number" con el que se rellenan las recetas.
Aquí viene otra complicación, el PBS (Pharmaceutical Benefit Scheme). Tal como es el sistema, los pacientes en Medicare pagan por cada medicamento hasta un máximo de 30 AUD (unos 20 €). Si el medicamento vale menos de 30 AUD, lo pagan entero. Si vale más, sólo se paga 30 AUD independiente del precio. Los pensionistas pagan 5 AUD por cada receta. Si se paga al año hasta un límite (más de 1000 y algo AUD) a partir de entonces se paga 4 AUD por cada receta. Por esto, los medicamentos y las indicaciones están muy restringidas. Hay fármacos de receta libre, hay fármacos que hay que recetarlos con un código de diagnóstico y el tercer nivel es que antes de recetar hay que llamar al PBS para conseguir una autorización (hay un teléfono que funciona 24/7).
Añadido a esto está que Medicare es del gobierno federal (el de toda Australia), mientras que los hospitales públicos son estatales (del gobierno del estado, en nuestro caso de New South Wales, o lo equivalente a nuestras comunidades autónomas). Así que dentro de los hospitales públicos no se puede recetar del PBS. Hay que recetar con recetas hospitalarias y los pacientes tienen que ir a la farmacia del hospital.
Para liarlo más, si un médico trabaja en el hospital (Staff Specialist) y tiene un salario del estado, cuando ve pacientes derivados desde las consultas privadas (con un referal) puede cobrar a Medicare la consulta (aunque sólo Bulk bill). Si el paciente se presenta sin derivación, no se cobra nada. Pero, si el médico trabaja habitualmente en su consulta privada y va unos días al hospital, el hospital le paga un pequeño sueldo (por hora de trabajo), le da el cargo de VMO (Visiting Medical Officer) y los pacientes que ve este médico no se pueden facturar a Medicare en ningún caso.
Lo más interesante para mí, que soy Staff Specialist, es que parte del dinero que se factura a Medicare entre en un Trust Fund perteneciente al Departamento de Dermatología. Es con este dinero con el que financiaremos muchas de las actividades del Departamento.
Hay que adaptarse al medio.
Una aventura vital en Sydney para nuestra familia española
Living in Sydney, a lifetime adventure for our Spanish family
26 August 2007
16 August 2007
Hospital Week
Westmead celebra esta semana el Wesmead Hospital Week, un congreso especial que celebra todos los años. Lo organiza la asociación de médicos de Westmead y hay conferencias, debates, conferencias magistrales, pósteres, stands, almuerzo gratis,... durante 3 días (15-17 de Agosto) que finaliza con una cena-baile de gala (los hombres con traje oscuro) al que, finalmente, vamos a ir. La verdad es que teníamos dudas, pero Rob Paver (un dermatólogo que se reparte entre Westmead, la Skin and Cancer Foundation y su propia consulta) nos ha ofrecido un plan inmejorable: nos recoge a las 6 de la noche en casa (a las 7 se cena normalmente) y trae a sus hijos para que cuiden a Victoria, Patricia y Sara. A la vuelta nos dejan a nosotros y recogen a sus hijos. Promete ser emocionante.
El primer día del Congreso se ha centrado en las infecciones emergentes y, sobre todo, en la respuesta de las instituciones gubernamentales y científicas antes las amenazas (aquí están especialmente preocupados por la gripe aviar). Hubo tambien una reunión sobre HPV, cáncer de cérvix y vacunas (el gobierno australiano va a vacunar este año de manera gratuita a todas las mujeres de 12 a 26 años). Hoy el tema era el impacto del cambio climático en la salud y posteriormente las conferencias magistrales. La del Prof. Richard Kefford fue un repaso de la vida de Westmead durante los últimos 20 años que para mi fue muy clarificadora. Por la tarde, debates sobre sanidad y gestion médica.
Mañana hay un simposio dedicado exclusivamente a investigación y al nuevo edificio del Millenium Institute que se construirá en los terrenos del hospital (el actual centro se ha quedad pequeño, de hecho la mayor parte de la gente está trabajando dentro del propio hospital, y el nuevo es 3 veces más grande). Hay que estar atentos...
El primer día del Congreso se ha centrado en las infecciones emergentes y, sobre todo, en la respuesta de las instituciones gubernamentales y científicas antes las amenazas (aquí están especialmente preocupados por la gripe aviar). Hubo tambien una reunión sobre HPV, cáncer de cérvix y vacunas (el gobierno australiano va a vacunar este año de manera gratuita a todas las mujeres de 12 a 26 años). Hoy el tema era el impacto del cambio climático en la salud y posteriormente las conferencias magistrales. La del Prof. Richard Kefford fue un repaso de la vida de Westmead durante los últimos 20 años que para mi fue muy clarificadora. Por la tarde, debates sobre sanidad y gestion médica.
Mañana hay un simposio dedicado exclusivamente a investigación y al nuevo edificio del Millenium Institute que se construirá en los terrenos del hospital (el actual centro se ha quedad pequeño, de hecho la mayor parte de la gente está trabajando dentro del propio hospital, y el nuevo es 3 veces más grande). Hay que estar atentos...
195 cajas (y 3 que no estaban en el listado)
¡Llegó la mudanza! El miércoles a las 8:30 apareció el camión. Nos acercamos a verlo y...
¡El contenedor no era el que salió de Madrid!
Al preguntar, nos dijeron que tuvieron que trasladar todas la cajas desde el que viajó desde Madrid a uno nuevo delante de los agentes de aduanas. Al abrirlo,...
¡Había un hueco enorme vacio! Además, a María y a las niñas el contenedor les parecía más pequeño... Nuevas preguntas y nos explicaron. El nuevo contendor es más grande porque es más alto, por lo que sobra espacio. Preguntamos si en aduanas se habían quedado con algo y nos dijeron que si hubiera sido así nos hubieran avisado desde la frontera. Como no habíamos recibido ninguna llamada...
En fin, que no del todo convencidos nos fueron bajando cajas.
Lo primero que bajó: Terremoto. Victoria, Patricia y Sara estaban exultantes, gritando: ¡Terremoto! ¡Terremoto! Denis, una vecina super amable que lleva a María al colegio los días que Pablo se lleva el coche a Westmead, se ofreció a llevar a Victoria y Patricia al colegio y después se quedó con Sara para que jugara con su hija y no estuviera por medio.
Empezó el desfile organizado. María había clasificado dónde tenía que ir cada caja y Pablo se encargó de indicarselo a los transportistas. Uno de ellos era de madre gallega y había vivido unos meses en España.
Nos vaciaron las que les pedimos, nos repartieron todo a donde indicamos... y, al final, estaban todas la cajas que salieron de Madrid y aparecieron 3 que no tenían número. Algunas de ellas tenían la cinta rota y una nueva puesta y nos explicaron que esas eran las que habían abierto en la frontera (calculamos que unas 5, algunas eran las de zapatos y las de material de camping). Una vez todas las cajas en la casa, no nos parecían tantas (se nota la diferencia de tamaño), pero la lista no engaña y están todas.
Ahora tenemos ropa, algunos muebles, juguetes, libros, platos, material de cocina, impresora, equipo de música,... y hermosas cajas que sirven de mesilla de noche, muebles aparadores, y armarios. Porque la casa casi no tiene armarios, y sin embargo algunas de las cajas de mudanza son verdaderos armarios que ahora nos están solucionando el problema. También nos hemos dado cuenta que tendremos que comprar más adaptadores de corriente de los que habíamos calculado para poder enchufar nuestros equipos (menos mal que el voltaje es similar).
Hasta ahora hemos abierto unas 100 cajas (o algo más), pero lo que está escrito en la caja y el contenido no siempre se ajusta, así que tendremos que abrirlas todas aunque solo sea para saber que hay dentro. Estos días van a ser, otra vez, muy entretenidos.
Bueno, con todo el jaleo, aunque tomamos alguna foto, no hemos podido prepararlas, así que más adelante os colgaremos alguna imagen.
¡El contenedor no era el que salió de Madrid!
Al preguntar, nos dijeron que tuvieron que trasladar todas la cajas desde el que viajó desde Madrid a uno nuevo delante de los agentes de aduanas. Al abrirlo,...
¡Había un hueco enorme vacio! Además, a María y a las niñas el contenedor les parecía más pequeño... Nuevas preguntas y nos explicaron. El nuevo contendor es más grande porque es más alto, por lo que sobra espacio. Preguntamos si en aduanas se habían quedado con algo y nos dijeron que si hubiera sido así nos hubieran avisado desde la frontera. Como no habíamos recibido ninguna llamada...
En fin, que no del todo convencidos nos fueron bajando cajas.
Lo primero que bajó: Terremoto. Victoria, Patricia y Sara estaban exultantes, gritando: ¡Terremoto! ¡Terremoto! Denis, una vecina super amable que lleva a María al colegio los días que Pablo se lleva el coche a Westmead, se ofreció a llevar a Victoria y Patricia al colegio y después se quedó con Sara para que jugara con su hija y no estuviera por medio.
Empezó el desfile organizado. María había clasificado dónde tenía que ir cada caja y Pablo se encargó de indicarselo a los transportistas. Uno de ellos era de madre gallega y había vivido unos meses en España.
Nos vaciaron las que les pedimos, nos repartieron todo a donde indicamos... y, al final, estaban todas la cajas que salieron de Madrid y aparecieron 3 que no tenían número. Algunas de ellas tenían la cinta rota y una nueva puesta y nos explicaron que esas eran las que habían abierto en la frontera (calculamos que unas 5, algunas eran las de zapatos y las de material de camping). Una vez todas las cajas en la casa, no nos parecían tantas (se nota la diferencia de tamaño), pero la lista no engaña y están todas.
Ahora tenemos ropa, algunos muebles, juguetes, libros, platos, material de cocina, impresora, equipo de música,... y hermosas cajas que sirven de mesilla de noche, muebles aparadores, y armarios. Porque la casa casi no tiene armarios, y sin embargo algunas de las cajas de mudanza son verdaderos armarios que ahora nos están solucionando el problema. También nos hemos dado cuenta que tendremos que comprar más adaptadores de corriente de los que habíamos calculado para poder enchufar nuestros equipos (menos mal que el voltaje es similar).
Hasta ahora hemos abierto unas 100 cajas (o algo más), pero lo que está escrito en la caja y el contenido no siempre se ajusta, así que tendremos que abrirlas todas aunque solo sea para saber que hay dentro. Estos días van a ser, otra vez, muy entretenidos.
Bueno, con todo el jaleo, aunque tomamos alguna foto, no hemos podido prepararlas, así que más adelante os colgaremos alguna imagen.
10 August 2007
El primer mercadillo
El domigo pasado fuimos a un mercadillo, que organizan todos los domingos los rotarios en el parking de un colegio en North Rocks. Al entrar hay un rotario recogiendo las donaciones de los que entran.
El mercadillo es más bien un rastro, como dice la página web: una alternativa a una garage sale. Hay algún vendedor más organizado, pero no se parecen en nada a los vendedores de los mercadillos españoles. La mayor parte son gente que lleva restos (unos zapatos, algo de ropa, unos vasos, algunas piezas de decoración, libros, unas películas,...). Globalmente poco interesante, pero, como siempre, algo se encuentra: una mochila para la comida de Sara (ahora que va a ir un día a la semana al colegio), unas botas de montaña para Victoria (que no para de crecer), un pantalón primaveral para María, Patricia consiguió un canguro de una de las tiendas , vídeos de dibujos para Victoria, Patricia y Sara, y Pablo se dedicó a llevar las bolsas.
Ha sido un buen inicio, pero esperamos más. Seguiremos buscando.
El mercadillo es más bien un rastro, como dice la página web: una alternativa a una garage sale. Hay algún vendedor más organizado, pero no se parecen en nada a los vendedores de los mercadillos españoles. La mayor parte son gente que lleva restos (unos zapatos, algo de ropa, unos vasos, algunas piezas de decoración, libros, unas películas,...). Globalmente poco interesante, pero, como siempre, algo se encuentra: una mochila para la comida de Sara (ahora que va a ir un día a la semana al colegio), unas botas de montaña para Victoria (que no para de crecer), un pantalón primaveral para María, Patricia consiguió un canguro de una de las tiendas , vídeos de dibujos para Victoria, Patricia y Sara, y Pablo se dedicó a llevar las bolsas.
Ha sido un buen inicio, pero esperamos más. Seguiremos buscando.
Primera clase en inglés...
Y lo que era de esperar llegó. Una primera clase para alumnos de la universidad. Realmente fue lo que nosotros llamaríamos un seminario... pero improvisado. La semana pasada Chris me dijo que se iba a esquiar (ya me lo había avisado antes) y que los alumnos vendría a rotar a la consulta (donde los residentes ven los pacientes y el adjunto supervisa, aunque también atiende a algún paciente). Así que imaginaba una consulta entretenida, discutiendo casos con los residentes y comentando cosas con los alumnos... pero el día de antes me informan que no hay consulta. Chris, por si acaso yo no me había incorporado a trabajar, había planificado sus vacaciones con mucha antelación bloqueando la consulta (y no debió acordarse). Total, que tendría estudiantes pero sin pacientes. Revisé el listado de clases que tengo preparadas (en español, claro) y escogí la que me pareción suficientemente atractiva para discutir con los alumnos: Reacciones cutáneas a fármacos. Tuve que reorganizar las diapositivas, traducir las que pude, revisar muchas palabras (que se escriben prácticamente igual pero suenan totalmente distintas), pedir un cañon de proyección y organizar el seminario. Una complicación añadida fue que el cañón venía sin cable de video. La conexión es inalámbrica. Tuve que descargarme de la página web el programa de EPSON para proyectar por WiFi y aprenderme la instalación tanto en el cañón como en el portátil.
Vinieron sólo 6 alumnos (de los 15 que son en esta rotación) pero hasta ahora no se les ha controlado asistencia ni se les ha evaluado. El seminario empezó bien y terminó regular. Fueron dos horas de charla con preguntas, de ver fotos, discutir algunos casos y aprender inglés y español (un par de alumnos fueron preguntado por algunas de las palabras en español de las diapositivas). Al final estaba más que agotado. Y es que para una clase se necesita más que el lenguaje técnico. Una buena clase necesita bastante lenguaje coloquial, necesita saber de la vida de los pacientes y de los alumnos... hay que hablar del cuero de los zapatos, de salir a la playa, del papel de lija, de dianas,... La vida cotidiana tiene mucha influencia en la dermatología y es absolutamente necesario tener el lenguaje.
En fin, que todavía hay que estudiar más. La próxima clase, esta sí auténtica clase de 1 hora a todo un curso, el 24 de agosto.
Vinieron sólo 6 alumnos (de los 15 que son en esta rotación) pero hasta ahora no se les ha controlado asistencia ni se les ha evaluado. El seminario empezó bien y terminó regular. Fueron dos horas de charla con preguntas, de ver fotos, discutir algunos casos y aprender inglés y español (un par de alumnos fueron preguntado por algunas de las palabras en español de las diapositivas). Al final estaba más que agotado. Y es que para una clase se necesita más que el lenguaje técnico. Una buena clase necesita bastante lenguaje coloquial, necesita saber de la vida de los pacientes y de los alumnos... hay que hablar del cuero de los zapatos, de salir a la playa, del papel de lija, de dianas,... La vida cotidiana tiene mucha influencia en la dermatología y es absolutamente necesario tener el lenguaje.
En fin, que todavía hay que estudiar más. La próxima clase, esta sí auténtica clase de 1 hora a todo un curso, el 24 de agosto.
La mudanza... no ha llegado
En principio nos dijeron que el barco con nuestra mudanza llegaría el día 21 de julio y a casa el día 8 de agosto. Finalmente pudimos enterarnos que no llegaba hasta el 31 de julio y nos dieron una fecha probable de reparto del 13 de agosto (9 semanas desde que despedimos el contenedor en Madrid). Ayer nos llegó un nuevo correo con fechas más ajustadas (ya que hemos pasado el control de cuarentena, nos queda el de aduanas) y nos dan como probable el 15 de agosto.
Así que aquí seguimos con nuestras maletas individuales de 23 kg cada una. Nos hemos comprado alguna cosilla, pero estamos ansiosos de que lleguen nuestras pertenencias y poder disfrutar de ellas.
Así que aquí seguimos con nuestras maletas individuales de 23 kg cada una. Nos hemos comprado alguna cosilla, pero estamos ansiosos de que lleguen nuestras pertenencias y poder disfrutar de ellas.
3 August 2007
La compra habitual
Hoy hemos hecho la compra semanal. Hemos salido de casa a las 6 de la tarde (como si en España saliéramos a las 8-9 de la noche) y hemos ido al centro comercial del barrio: Westfield de North Rocks. Allí hemos entrado en el Coles. Últimamente hemos optado por este supermercado y nos hemos habituado a él. En la mayor parte de estos centros comerciales hay dos grandes supermercados: Coles y Woolworths. Lo más impresionante es que los horarios comerciales de los centros y de casi todas las tiendas es de 9 o 9:30 a 17:00 o 18:00, pero el horario de los supermercados es de 6:00 a 24:00. Un lujo para familias como la nuestra. Así que a las 8:30 de la tarde terminamos la compra y a las 9 estábamos cenando (un horario impensable para una familia australiana).
La verdad es que a este horario nos acostumbramos en Boston, donde también los supermercados cerraban a las 12 de la noche (el famoso Star Market/Shaws de Chesnut Hill).
Este Westfield está bien, pero el más grande que hemos encontrado es el de Parramatta. Todavía no hemos sido capaces de recorrerlo del todo. Allí están todas las tiendas importantes, los supermercados, las tiendas tipo "Corte Inglés" que son el Myers y el David Jones, las baratas tipo Target o K-mart, librerias importantes, el famoso Toys'r'us, las oficinas de la Seguridad Social (Medicare Australia), todas las oficinas de seguros médicos y de automóviles, bancos, muchas tiendas especializadas, también las de todo a 100 (Hot Dollar), y dos Food Courts cada uno con su Macdonals, Hungry Jacks, KFC y múltiples restaurantes asiáticos, algún italiano, y algunos otros. Su página web dice que tienen un total de 539 tiendas (el centro comercial de North Rocks sólo tiene 94).
Los Food Courts son otra idea para nosotros estupenda. Aunque en España hemos visto algún centro con algo parecido, donde lo disfrutamos fue en Boston. El concepto es sencillo: alrededor de un espacio amplio lleno de mesas y sillas hay múltiples restaurantes de comidas diversas abiertos. Así, cada uno de la familia puede escoger la comida que más le apetezca y todos se pueden sentar en la misma mesa. Comida china, malaya, vietnamita, turca,... hamburguesas, sushi, pollo, arroz, tallarines, kebabs,... comida picante, dulce, aromática,... Eso sí, la mezcla de olores puede resultarle desconcertante a más de uno. Una foto sacada de internet:Pero el aspecto más interesante de la compra habitual, y también el más estresante, es que no hay manera de encontrar productos conocidos. Lo que uno pensaría que es de lo más normal (pan rallado, tomate frito,...) simplemente no existe. En cambio hay muchos productos que uno no sabe si atreverse a comprarlos. Al final vamos probando cosas nuevas, descubriendo sabores y creando una nueva compra habitual. Así, los yogures los compramos en envases de 1 kg (si no es carísimo), la leche fresca en botellas de 3 litros, galletas de avena y pasas para desayunar, patatas fritas congeladas (más baratas que comprar las patatas), envases de salsa agridulce para cocinar el famoso cerdo agridulce de los restaurantes chinos (por cierto, lo hemos probado y el resultado fue estupendo)... Ciertamente, lo peor, es que la fruta y verdura fresca son más caras que en Madrid, los productos cárnicos son más baratos y la pescadería similar. Lo que sí es cierto es que los productos enlatados nos parecen más baratos y es impresionante la gran variedad que tienen.
Eso sí, los carros de la compra son similares a los españoles y eso nos lleva a tener que acabar moviéndonos con dos. En Boston eso no pasaba.
El otro aspecto que nos gusta de la compra habitual es que es fácil llevar la compra desde el supermercado al coche (habitualmente se puede aparcar a pocos metros de la caja registradora), pero lo mejor, para nosotros que siempre hemos vivido en un piso, es aparcar el coche a la puerta de la cocina (casi) y directamente descargar todo a los armarios y el frigorífico (por cierto, no pudimos resistir la tentación de comprarnos un frigorífico de dos puertas, que aunque no es tan grande como el que disfrutamos en Boston es ciertamente casi el doble de lo que teníamos en Madrid).
La compra, de todas formas, todavía es lenta, a veces pesada, pero, de momento, emocionante.
La verdad es que a este horario nos acostumbramos en Boston, donde también los supermercados cerraban a las 12 de la noche (el famoso Star Market/Shaws de Chesnut Hill).
Este Westfield está bien, pero el más grande que hemos encontrado es el de Parramatta. Todavía no hemos sido capaces de recorrerlo del todo. Allí están todas las tiendas importantes, los supermercados, las tiendas tipo "Corte Inglés" que son el Myers y el David Jones, las baratas tipo Target o K-mart, librerias importantes, el famoso Toys'r'us, las oficinas de la Seguridad Social (Medicare Australia), todas las oficinas de seguros médicos y de automóviles, bancos, muchas tiendas especializadas, también las de todo a 100 (Hot Dollar), y dos Food Courts cada uno con su Macdonals, Hungry Jacks, KFC y múltiples restaurantes asiáticos, algún italiano, y algunos otros. Su página web dice que tienen un total de 539 tiendas (el centro comercial de North Rocks sólo tiene 94).
Los Food Courts son otra idea para nosotros estupenda. Aunque en España hemos visto algún centro con algo parecido, donde lo disfrutamos fue en Boston. El concepto es sencillo: alrededor de un espacio amplio lleno de mesas y sillas hay múltiples restaurantes de comidas diversas abiertos. Así, cada uno de la familia puede escoger la comida que más le apetezca y todos se pueden sentar en la misma mesa. Comida china, malaya, vietnamita, turca,... hamburguesas, sushi, pollo, arroz, tallarines, kebabs,... comida picante, dulce, aromática,... Eso sí, la mezcla de olores puede resultarle desconcertante a más de uno. Una foto sacada de internet:Pero el aspecto más interesante de la compra habitual, y también el más estresante, es que no hay manera de encontrar productos conocidos. Lo que uno pensaría que es de lo más normal (pan rallado, tomate frito,...) simplemente no existe. En cambio hay muchos productos que uno no sabe si atreverse a comprarlos. Al final vamos probando cosas nuevas, descubriendo sabores y creando una nueva compra habitual. Así, los yogures los compramos en envases de 1 kg (si no es carísimo), la leche fresca en botellas de 3 litros, galletas de avena y pasas para desayunar, patatas fritas congeladas (más baratas que comprar las patatas), envases de salsa agridulce para cocinar el famoso cerdo agridulce de los restaurantes chinos (por cierto, lo hemos probado y el resultado fue estupendo)... Ciertamente, lo peor, es que la fruta y verdura fresca son más caras que en Madrid, los productos cárnicos son más baratos y la pescadería similar. Lo que sí es cierto es que los productos enlatados nos parecen más baratos y es impresionante la gran variedad que tienen.
Eso sí, los carros de la compra son similares a los españoles y eso nos lleva a tener que acabar moviéndonos con dos. En Boston eso no pasaba.
El otro aspecto que nos gusta de la compra habitual es que es fácil llevar la compra desde el supermercado al coche (habitualmente se puede aparcar a pocos metros de la caja registradora), pero lo mejor, para nosotros que siempre hemos vivido en un piso, es aparcar el coche a la puerta de la cocina (casi) y directamente descargar todo a los armarios y el frigorífico (por cierto, no pudimos resistir la tentación de comprarnos un frigorífico de dos puertas, que aunque no es tan grande como el que disfrutamos en Boston es ciertamente casi el doble de lo que teníamos en Madrid).
La compra, de todas formas, todavía es lenta, a veces pesada, pero, de momento, emocionante.
Subscribe to:
Posts (Atom)
Desde Enero de 2011, en Español y en Inglés
From January 2011, in English and Spanish
From January 2011, in English and Spanish