Y lo que era de esperar llegó. Una primera clase para alumnos de la universidad. Realmente fue lo que nosotros llamaríamos un seminario... pero improvisado. La semana pasada Chris me dijo que se iba a esquiar (ya me lo había avisado antes) y que los alumnos vendría a rotar a la consulta (donde los residentes ven los pacientes y el adjunto supervisa, aunque también atiende a algún paciente). Así que imaginaba una consulta entretenida, discutiendo casos con los residentes y comentando cosas con los alumnos... pero el día de antes me informan que no hay consulta. Chris, por si acaso yo no me había incorporado a trabajar, había planificado sus vacaciones con mucha antelación bloqueando la consulta (y no debió acordarse). Total, que tendría estudiantes pero sin pacientes. Revisé el listado de clases que tengo preparadas (en español, claro) y escogí la que me pareción suficientemente atractiva para discutir con los alumnos: Reacciones cutáneas a fármacos. Tuve que reorganizar las diapositivas, traducir las que pude, revisar muchas palabras (que se escriben prácticamente igual pero suenan totalmente distintas), pedir un cañon de proyección y organizar el seminario. Una complicación añadida fue que el cañón venía sin cable de video. La conexión es inalámbrica. Tuve que descargarme de la página web el programa de EPSON para proyectar por WiFi y aprenderme la instalación tanto en el cañón como en el portátil.
Vinieron sólo 6 alumnos (de los 15 que son en esta rotación) pero hasta ahora no se les ha controlado asistencia ni se les ha evaluado. El seminario empezó bien y terminó regular. Fueron dos horas de charla con preguntas, de ver fotos, discutir algunos casos y aprender inglés y español (un par de alumnos fueron preguntado por algunas de las palabras en español de las diapositivas). Al final estaba más que agotado. Y es que para una clase se necesita más que el lenguaje técnico. Una buena clase necesita bastante lenguaje coloquial, necesita saber de la vida de los pacientes y de los alumnos... hay que hablar del cuero de los zapatos, de salir a la playa, del papel de lija, de dianas,... La vida cotidiana tiene mucha influencia en la dermatología y es absolutamente necesario tener el lenguaje.
En fin, que todavía hay que estudiar más. La próxima clase, esta sí auténtica clase de 1 hora a todo un curso, el 24 de agosto.
amigos,
ReplyDeletequelle le english transcritiono
Animo Pablo, lo estais haciendo fenomeno. Es dificil dar clases en Ingles y como tu apuntas se requiere mucho ingles coloquial pero seguro q salio mejor de la impresion q te llevaste..los circunloquios los necesitaras cada vez menos.
ReplyDeleteUn abrazo
leo
Animo Pablo! Si te vale mi experiencia de dar clase a los estudiantes en sueco, comparto lo que dices, y al principio te sientes insuficiente ,pero poco a poco esa sensación mejora y vas dominando el tema.
ReplyDeleteUn abrazo,
Virginia desde Suecia